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Edición Nº 8,850
Viernes 26 de abril de 2024
Viernes 26 de abril de 2024 - Río Grande, Tierra del Fuego - Argentina

   
30-10-2013
El INTA y la Sociedad Rural proponen la “soberanía alimentaria”
El 80% de lo que comen los fueguinos se importa del continente
El 80% de lo que comen los fueguinos se importa del continente
El vicepresidente de la Sociedad Rural, Enrique Frers, estimó que actualmente en la isla hay unos 50 mil vacunos y 300 mil ovinos, en este último caso bajando, porque se suman las estancias que “van a sacar ovejas, por el problema de los perros”, que acaban con un 30% de los corderos, según dijo.
El ingeniero agrónomo Julio Mercado puntualizó en la necesidad en el corto y mediano plazo de “reforzar la producción de carnes”, dado que “hoy estamos abasteciendo un 20 ó 25% y tiene a ser menos porque la producción está en una meseta y el crecimiento demográfico sigue avanzando”.
Paulo Gea, Jefe de la Agencia de Extensión Rural Río Grande del INTA.
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Hasta la carne vacuna, que proviene de animales fueguinos, sale como animal en pie y termina importándose de las fraccionadoras de otros puntos del país, por falta de pastura para engorde. Desde el INTA y la Sociedad Rural apuntan al desarrollo local de la producción de alimentos. En lácteos, verduras y carnes, se van fuera de la provincia más de 1.100 millones anuales.
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Río Grande.- El vicepresidente de la Sociedad Rural, Enrique Frers, el responsable del INTA, ingeniero Agrónomo Paulo Gea y el representante de Recursos Naturales de la provincia en Río Grande, ingeniero Agrónomo Julio Mercado, debatieron el pasado sábado por Radio Universidad sobre la necesidad de desarrollar un plan de soberanía alimentaria en la provincia, para tender al autoabastecimiento, teniendo en cuenta que año a año se fugan más de mil cien millones al continente, en productos que consume nuestra población.
Mercado explicó que el plan que espera desarrollar aspira a “garantizar la soberanía alimentaria con la idea de construir alternativas para el consumo de cuatro productos básicos que hoy estamos trayendo casi en su totalidad del continente”.
Puntualizó en la necesidad en el corto y mediano plazo de “reforzar la producción de carnes”, dado que “hoy estamos abasteciendo un 20 ó 25% y tiene a ser menos porque la producción está en una meseta y el crecimiento demográfico sigue avanzando”.
Dentro del consumo de carnes, apunta a los bovinos, porque de carne ovina “hay muy poco consumo en Tierra del Fuego”, afirmó.
Otro punto es “promover la actividad de verdura de hoja” y en un plan que tiene una extensión temporal de 15 años para completar el desarrollo, también se incluye “empezar a incursionar en la producción de lácteos de todo tipo, que es posible hacerlo”, aseguró.
“En estos tres rubros, lácteos, verduras y carne, estamos gastando más de 1.100 millones de pesos por año, que debería quedar en Tierra del Fuego, promovidos por un plan”, dijo el especialista.

Alta demanda y en aumento

“Hasta el año pasado se importó el equivalente a 20 mil novillos solamente para abastecer el mercado interno”, dijo Mercado, teniendo en cuenta que, limpios, pesan entre 180 y 200 kilos, es decir casi cuatro millones de kilos anuales de consumo local de vacunos, más el 20/25% de abastecimiento local.
“Pensamos en abastecer el mercado interno porque la población hoy está exigiendo eso. Tenemos una característica que debiera promover la producción: la población tiene condiciones que no se dan en otros lugares, como un alto poder adquisitivo, una población joven, demandante de estos productos porque están en franco desarrollo; y un incremento demográfico”, detalló.
Invertir en esta producción tiene un horizonte que promete: “Si consideramos la tasa de proyección a 16 años, estaría en un 50 ó 60 por ciento más de población si las condiciones se mantienen como está hoy, aunque puede ser muy variable”, observó.
Por su parte, Paulo Gea dio a conocer la “dependencia absoluta de cuestiones tan básicas como la alimentación”, de proveedores del continente, cuando “no sólo podríamos tener independencia en esto y soberanía alimentaria, sino que además se podrían generar polos de desarrollo en Tierra del Fuego, con productos de calidad que tienen las puertas abiertas en el mundo para la exportación. Hablamos de soberanía alimentaria y de proyecciones que tienen que ver con la exportación”, subrayó.

Leche, la meta más cercana

Con respecto a los lácteos, Mercado planteó que “lo que sucede es bastante ilógico”, porque se pagan altos costos de transporte para traerlos desde el continente, cuando sobra agua en la provincia para plantear una rehidratación local de leche en polvo.
“Todos sabemos que la leche llega fría en un 90/95 por ciento, que viene desde 3.000 kilómetros y tiene un 80% de agua. Quiere decir que por cada camión que trae 20 mil litros de leche, transportamos 20 mil litros de agua. Es un disparate que no se puede entender. Una solución rápida y lógica hubiera sido tener una fábrica de reconstitución de leche en polvo, con el agua que tenemos, y bajar los costos. A primera mano sería una solución lógica”, dijo.
También marcó como un contrasentido no aprovechar más el transporte marítimo, que abarata costos. “Con el litoral marítimo que tenemos no hacemos el uso que deberíamos hacer del transporte marítimo, y seguimos con el transporte terrestre con el costo que tiene. No sé por qué no nos hemos sentado como sociedad a discutir estas cuestiones que hacen a la vida cotidiana y pueden generar un impacto importantísimo en la economía”, sostuvo.
Apuntaron que a los costos se le suman otros inconvenientes, como los paros de camiones, los cortes de ruta, que nos exponen al desabastecimiento.

A sembrar

Asimismo, dijeron que desde el INTA “estamos trabajando mucho para el arraigo, para que cada uno pueda tener su huerta”, pero desde una óptica no ligada al autocultivo como parte del concepto de pobreza, sino vinculado con la “seguridad y soberanía alimentaria”.
El consumo de verdura producida localmente es mínimo, porque no se produce en cantidad. La posibilidad de un mercado central en Tierra del Fuego la consideraron un paliativo para bajar costos pero que “no soluciona el problema de fondo. No hablamos de plantar soja o maíz sino de cuestiones básicas que podemos hacer y hay desarrollo tecnológico que nos permiten hacerlo”, expresaron.

Las vacas flacas fueguinas

Quizás el aspecto más llamativo de la realidad de la producción de carnes en la provincia lo constituye la importación de los cortes de animales que se criaron en la isla.
La explicación la dio el representante de la Sociedad Rural Enrique Frers, que admitió que la ecuación económica no cierra para la faena local, por lo cual los animales salen en pie y vuelven a importarse fraccionados.
Estimó que actualmente en la isla hay unos 50 mil vacunos y 300 mil ovinos, en este último caso bajando, porque se suman las estancias que “van a sacar ovejas, por el problema de los perros”, que acaban con un 30% de los corderos, según dijo.
Para el engorde de los vacunos no alcanza con la pastura natural y por eso “salen terneros fueguinos, buena parte va a Río Gallegos y Trelew, y después vuelven como carne, porque hay frigoríficos en Patagonia que están comercializando carne en la provincia”, señaló.
Explicó que “Tierra del Fuego tiene una producción en base a pastos naturales”, por lo cual los animales “llegan a un peso de faena recién a los dos años. En invierno bajan de peso y se espera al verano siguiente para poder venderlos”.
Traer forraje para alimentarlos es más caro que la reimportación. “Si tengo que traer hoy el forraje en camiones para darle de comer a ese animal, el volumen es de 15 a 1 –comparado el peso del animal y la pastura que necesita-. El costo de flete es muy alto. Nos conviene más traer la carne que el alimento. Tendría que traer diez kilos para producir uno. No hay acá para alimentarlos”, lamentó.
Agregó que para producir carne local “necesitamos también calidad. En la Argentina no hay desarrollos genéticos vegetales para estas latitudes, sí los hay en Canadá y otros lugares de latitudes similares, pero tampoco es fácil ingresarlos”, dijo.
Lo insólito es que en la misma latitud, pero del lado chileno, lograron resolver la situación. Las restricciones a las importaciones también impactan sobre la posibilidad de traer semillas adecuadas al clima local: “Uno cruza a Chile y hay alfalfa en Porvenir, de origen canadiense, que han adaptado”, sostuvo, invitando a “preguntarle a (Guillermo) Moreno” por qué no se puede hacer esto en suelo fueguino, cuando “se ha intentado ingresarla y la respuesta es que la semilla no va a entrar”.
“Así como la alfalfa, hay cebadas adaptadas a estas latitudes y hasta se hace maíz en Canadá. Pero lo que ocurre allí es que en verano tienen un clima de 30 grados por cuatro eses y es el momento que más llueve. Nuestros veranos son muy fríos y a su vez secos. Tenemos dos combinaciones que no son sencillas, porque estamos en un clima subantártico en Tierra del Fuego y no hay desarrollos vegetales acordes a estas latitudes”, señaló.

Buscando las salidas

Mercado aseguró que están “abocados a ver de qué manera podemos agilizar y traer las semillas que están funcionando a cien kilómetros de Río Grande, a la altura de Cullen”, dado que permitiría desarrollar la producción local de carnes si se hace el engorde en la isla.
Dio cuenta de la generosidad de los productores chilenos, dispuestos a proveerlas. “Hemos ido a visitarlos y vimos los resultados, con lo cual se me ocurre un futuro promisorio al respecto, por el volumen y la calidad de estas forrajeras. Para este fin que tiene que ver con productividad en corto y mediano plazo deberíamos estar viendo una solución”, consideró, dado que hoy, siglo XXI, en una provincia con larga historia ganadera, “no hay zona de invernada y cría ni de engorde”, al punto de vernos forzados a importar desde el continente de mismas carnes de los animales criados acá.

Olvidados de la 19640

El grupo marcó la “contradicción en las proclamas de fortalecer las economías regionales”, cuando se impide desarrollar una producción forrajera con la importación de semillas adaptadas al clima, como primer aspecto.
Mientras hace once años Chile cultiva papa en su territorio, Argentina sigue dependiendo del continente y la coparticipación en lugar de generar ingresos genuinos.
“En Chile nos han abierto las puertas de manera increíble y se ha dado un intercambio favorable a nosotros por supuesto, sin ningún tipo de mezquindades ni egoísmos”, reiteraron, exponiendo que las trabas está del lado argentino, porque por ahora no se puede importar semillas para el cultivo local.
“Uno se queda sorprendido y no sabe cómo actuar”, sostuvo Mercado.
Tampoco el INTA está en las mejores condiciones de encarar un desarrollo, con “cinco mil pesos por mes para viáticos” que dispone actualmente y, por decisión de los cuatro integrantes –que es todo el personal con que cuentan- no los utilizan porque “si no, nos quedan sin fondos para combustible”.
“En ningún momento hemos aprovechado las condiciones que crea la 19640 para crear un plan B de fortalecimiento como provincia –fue la crítica para tomar en cuenta esta alternativa de desarrollo que no existe en la agenda local-. Tenemos que ser responsables y hacer una crítica profunda de por qué no aprovechamos la situación, siempre se esperan soluciones de afuera, nunca hemos mirado hacia adentro ni puesto en valor nuestra capacidad y talento, que tenemos, para construir una provincia a la medida de lo que pretende la sociedad”, planteó el agrónomo.

 

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