Río Grande.- El ministro Leonardo Gorbacz fue consultado ayer por FM Del Pueblo sobre las aseveraciones del secretario general de ATE Río Grande, sobre el pedido de funcionarios nacionales a la provincia de Tierra del Fuego, para que avance con el despido de 3.500 trabajadores estatales después de las elecciones.
“No sé si Nación pidió eso o no, lo desconozco, o si algún ministro lo haya manifestado a la gobernadora”, dijo, sin negar la pretensión, al tiempo que aseguró que “no va a suceder esto”.
“No va a haber despidos en Tierra del Fuego en lo que depende de nosotros y de ninguna manera está en carpeta de ir por ese camino. Lo que queremos es cuidar la tranquilidad que hemos logrado”, dijo el funcionario.
Pidió “no crear fantasmas que no existen, porque esto no va a suceder” y, aunque hubiera una voluntad del gobierno nacional, “los despidos en la administración pública de Tierra del Fuego no dependen de Nación sino de gobierno de la provincia”, remarcó.
Admitió que “Tierra del Fuego encabeza el ranking de cantidad de empleados públicos por habitante” e hizo responsable a la ex gobernadora Fabiana Ríos, donde el crecimiento de la planta de personal fue exponencial.
“Nosotros lo hemos frenado porque se congelaron las vacantes a través de la ley de presupuesto, y solamente cubrimos vacantes por fallecimiento o jubilación. Solamente se ha aumentado las vacantes en el área de salud y en la policía”, dijo.
“Es cierto que la provincia tiene un alto índice de empleo público por habitante, que compromete el presupuesto y casi en su totalidad se destina a sueldos. Por eso cuando la gobernadora va a gestionar obras a Nación, es porque sabe que el presupuesto de la provincia es para sueldos, pero no está en nuestra vocación despedir a nadie”, reiteró.
Para que cierren las cuentas sin prescindir de personal, resaltó que el gobierno “no dio aumentos que después no se pueden pagar y gestionamos ante Nación las obras que se necesitan”.

Mala interpretación

Por otra parte se lo consultó sobre la reacción de los municipios de Ushuaia y Río Grande, a través de distintos funcionarios e incluso del intendente Gustavo Melella, tras su advertencia de “consecuencias nefastas” en caso de que continúen con “la guerra” contra el gobierno nacional, que fueron tomadas como una amenaza.
“Hubo una mala interpretación, una interpretación antojadiza o es un nuevo intento de victimizarse”, manifestó, asegurando que sus palabras “fueron claras”.
“Es descabellado que alguien lo pueda interpretar como una amenaza. Si alguien ha recibido presiones es la gobernadora Bertone, que cada vez que tiene que sentarse con el Presidente de la Nación o con algún ministro nacional, se la critica desde un fanatismo exacerbado, por parte de muchos dirigentes de la provincia, especialmente funcionarios de ambos municipios de Ushuaia y Río Grande, como si ella estuviera cambiando de camiseta, cuando lo único que hace es cuidar a la población”, sostuvo.
“Más allá de las interpretaciones que pueda hacer algún dirigente sobre mis dichos, la única que ha respaldado a la gobernadora Alicia Kirchner ha sido la gobernadora Bertone. Tal vez algunos dirigentes se sientan incómodos con lo que pasa en Santa Cruz, porque cuando pasó algo similar en Tierra del Fuego fueron a apoyar a los manifestantes”, reprochó, remontándose al primer punto de quiebre en el FPV, entre gobierno y municipios.
Consideró que asociar a Bertone al macrismo “es una crítica maliciosa, porque la gobernadora tiene la responsabilidad de pagar los sueldos todos los meses y tiene que dar respuestas a la población. No puede poner sus preferencias políticas por encima de las necesidades de la gente”.
“Las elecciones ya pasaron y es etapa de gobernar, no de hacer discursos de barricada”, cuestionó, enfatizando en que “el diálogo con Nación es fundamental y también lo saben los intendentes. Por eso hice la reflexión de que miremos un poco a Santa Cruz. De ahí a que se interprete esto como una amenaza, o un llamado a hacer silencio, hay una distancia enorme”.