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Edición Nº 8,832
Jueves 28 de marzo de 2024
Jueves 28 de marzo de 2024 - Río Grande, Tierra del Fuego - Argentina

   
30-03-2015
Conmemoración del 2 de abril
Los héroes del desembarco recordaron las primeras horas en Malvinas
Los héroes del desembarco recordaron las primeras horas en Malvinas
En los estudios de FM Universidad los excombatientes Ricardo Sánchez, Osvaldo Arce, y Ernesto López comentaron sus vivencias durante el desembarco en las Islas Malvinas en 1982. Los excombatientes de Malvinas Luís Almeida, Aníbal Espósito y Juan Carlos Lara recordaron sus experiencias en el Programa Dos Preguntan que se emite por FM Universidad.
En los estudios de FM Universidad los excombatientes Ricardo Sánchez, Osvaldo Arce, y Ernesto López comentaron sus vivencias durante el desembarco en las Islas Malvinas en 1982.
Los excombatientes de Malvinas Luís Almeida, Aníbal Espósito y Juan Carlos Lara recordaron sus experiencias en el Programa Dos Preguntan que se emite por FM Universidad.
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Los protagonistas del desembarco del 2 de abril de 1982 contaron las primeras horas de esta experiencia inolvidable. Llegaron con la orden de tomar el aeropuerto, la casa del gobernador y el cuartel de los marines, y el recuerdo de haber recuperado el territorio no se borra. Aunque la guerra se perdió, hoy aseguran que todavía “el incentivo está presente” porque hasta entonces no se hablaba de Malvinas. También hay un reconocimiento internacional para los héroes, y una tarea pendiente por malvinizar el continente. “Queremos subir el sentimiento patriótico sureño”, dijo un enfermero entrerriano, que llegó a Río Grande a participar de la vigilia y fue uno de los que atendió a los heridos en la guerra, dispuesto a seguir luchando por una causa justa desde todos los rincones del país.
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Río Grande.- En los estudios de Radio Universidad, este sábado estuvieron de visita varios de los protagonistas del desembarco del 2 de abril en Malvinas, acompañados por Juan Carlos Lara, colaborador civil, y por el enfermero rescatista Luis Almeida, que llegó desde Paraná a compartir la Vigilia.
Lara reside en Río Grande desde el ’69, y llegó cuando tenía ocho años. Comenzó contando como civil cómo vivieron los acontecimientos, ya que formó parte del R.O.A. en el ’82 y luego realizó el servicio militar en vehículos anfibios, donde pudo conocer a los que participaron del desembarco.
Cabe recordar que el ROA era el grupo de civiles convocados a participar de la guerra, sigla que identifica la Red de Observadores del Aire y comenzó conformándose por radioaficionados.
Dijo que durante la guerra estaba en quinto año del secundario y junto a un grupo de jóvenes se presentó en el Municipio como voluntario. Allí nos preguntaron quiénes podíamos disparar, yo dije que podía y me juntaron con un grupo de vecinos que había formado la Armada en el conflicto del ’78, también civiles del ROA.
“Nuestra tarea era estar en la frontera con Chile por si había algún movimiento, porque se veía venir el apoyo chileno a los ingleses”, dijo.
Fue el responsable de presentar a los que conoció luego y con quienes mantiene un estrecho lazo: Ernesto López, tripulante del vehículo recuperador; Osvaldo Arce, que tenía 22 años al momento del desembarco y era tripulante del vehículo que fue a la casa del gobernador, y el que más impactos recibió de los ingleses; Ricardo “El Gato” Sánchez, el suboficial que recibió a los anfibios cuando llegaron por primera vez a la Argentina y fue convocado a participar del desembarco; Aníbal Espósito, que también con 22 años fue tripulante del anfibio que fue a la casa del gobernador.
Se sumó a la mesa Luis Almeida, de la fuerza aérea argentina y residente en Paraná, Entre Ríos, que vino “a compartir esta conmemoración en la capital de la vigilia”, dijo.
Almeida estuvo en la brigada aérea, como enfermero rescatista, y trasladó heridos al continente además de hacer rescate en las islas.
“Me tocó hacer rescates en pleno bombardeo, de los cuerpos que quedaban en los pozos que formaban las bombas. Yo tenía 22 años y era cabo primero de la fuerza aérea”, dijo con el recuerdo vivo de esas imágenes, y el dolor de que no hubo ningún respeto a los códigos sanitarios porque los ingleses llegaron a bombardear un Hércules de la fuerza aérea. “Fue derribado a mitad de mayo por dos misiles, cuando se había dicho que era una ambulancia que iba a retirar heridos”, indicó.
Su presencia tiene como fin dar a conocer esta parte de la historia porque “se habla muy poco del sector de sanidad militar. Es una de las partes más álgidas, dolorosas, fuertes, de los enfermeros y médicos que juntamos los cuerpos mutilados de nuestros muchachos”, expresó.
“La prioridad no era atender al herido más grave sino el más leve, el que podía volver al combate. Cuando llegábamos a los más graves, obviamente llegábamos a la agonía o ya muertos”, dijo.

Los anfibios

Aníbal Espósito, conductor motorista de uno de los anfibios del desembarco, se refirió al vehículo que hoy se puede ver en la ciudad, como parte de la historia viva que se podrá recorrer en estos días. “Hace un año contamos en la ciudad con un vehículo que cedió la Armada Argentina por gestión de uno de nuestros veteranos a través de la senadora Rosana Bertone. Ese vehículo participó en la reconquista de Malvinas el 2 de abril de 1982 y puede moverse en agua y en tierra, con un sistema de orugas. Sobre ellas tiene dos turbinas para propulsar el vehículo por agua. Puede transportar 25 hombres armados para combate”, describió.

La llegada

Yendo al desembarco, Espósito recordó la concentración y la atención del momento, porque “había muchos blancos no determinados. Habíamos perdido el factor sorpresa y estaban esperándonos en la playa. Pisamos tierra a las 6:30 de la mañana y la noche anterior, por intercepción de las comunicaciones de los buques, se sabía que el gobernador había advertido a la comunidad que se quedara en sus casas porque los argentinos iban a llegar en cualquier momento”.
“Éramos parte de la cabeza de vanguardia, que eran cuatro vehículos anfibios. Los primeros que desembarcaron fueron la noche anterior los buzos tácticos, con botes de goma; luego los anfibios”, dijo de los primeros pasos hasta el desembarco.
Cuando pisaron tierra, avanzaron “por una lengua de tierra de 500 metros”, donde no sabían si se toparían con francotiradores. Llegaron hasta el aeropuerto, que estaba lleno de obstáculos en la pista, totalmente bloqueada, “porque ellos habían pensando en un desembarco aéreo también”, explicó.
Siguieron adelante y, por la turba a los costados del camino donde se encajaban los vehículos, tuvieron que avanzar en fila india. Todos desembarcaron en la misma playa: “Un grupo fue a la casa del gobernador, otro grupo se dedicó a despejar la pista para que los aviones pudieran bajar con tranquilidad”, contó.
Los disparos comenzaron “unos 150 metros antes de llegar al pueblo, cuando se observa un grupo de infantes de marina ingleses esperando y empieza el fuego libre. El primer tiro de cañón pasa sobre nuestra cabeza; simultáneamente había fuego de ametralladoras”.
Aseguró que de parte del grupo argentino “la intención era hacer ruido, para que vieran que éramos muchos y no combatan, y no producir bajas”.
Sin embargo “ellos resistieron a los vehículos anfibios, desde donde devolvían disparos de los morteros”.
Luego de la incursión de este grupo de vanguardia, llegan los infantes al trote por las calles y allí se producen los primeros caídos en combate.
Al momento del desembarco, de parte de los ingleses, había dos dotaciones. “La dotación fija era de 40 hombres y había otros 40 de relevo. Se suponía que iban a quedar los 80. Así fue y se quedaron en las casas de los habitantes de Puerto Stanley (Puerto Argentino). Se le pidió a los pobladores que los equipos de esos marines los llevaran al cuartel, para evitar que se desparramaran por la ciudad. La radio ya estaba en poder argentino y se les informó en español y en inglés”, dijo de las primeras horas desde la toma de posesión de las islas.

Los tres objetivos

Para los responsables del desembarco, “las tres órdenes principales eran tomar el aeropuerto, la casa del gobernador y el cuartel de los marines”, dijo Arce.
“A medida que se consideraba un lugar consolidado, capturado, seguíamos avanzando al próximo objetivo. El sábado 3 de abril se llegó al puerto y se pudo bajar la carga y el abastecimiento que iba a quedar en las islas”, agregó.
Por su parte López, como tripulante del vehículo de mantenimiento, relató cómo iban reparando y asistiendo a los de vanguardia. En su caso, estaba equipado “con plumas y malacates, y material para hacer reparaciones. Tuvimos que rescatar vehículos que se habían atorado en la playa y nuestra función se fue dando a medida que surgía un problema”, dijo.
Arce dio cuenta de la incertidumbre de los días previos porque habían comenzado a navegar en los anfibios, a modo de práctica, por la zona de Puerto Madryn, pero no imaginaban una incursión de este tipo. “Estuvimos como una semana pero nadie decía nada”, afirmó.
De parte de los ingleses, no encontraron en ese momento un grupo sofisticado. Tenían mejor vestimenta, adaptada al clima, y equipos de visión nocturna, pero lejos estaban de la preparación de los ‘gurkas’ que llegaron después.

El ataque a Río Grande

Durante décadas la guerra de Malvinas se ubicó en un escenario ajeno al territorio argentino. Sin embargo el velo de muchos secretos se corrió y se pudo confirmar el desembarco en las costas de Río Grande de un grupo de ingleses, en una tarea coordinada con un posible desembarco en Río Gallegos, a raíz de los restos de botes encontrados.
Juan Apollinaire, intendente de Río Grande durante la guerra, por vía telefónica sumó su testimonio sobre el desembarco inglés en la ciudad. “Es una franja de historia muy importante, publicada en varios libros ingleses y algún libro argentino. Durante muchos años se mantuvo en silencio”, dijo, sobre los hechos de “la noche del 17 al 18 de mayo, cuando tuvimos que entrar en alerta roja y tocar la sirena. Habíamos tenido un entrenamiento muy intenso con la Defensa Civil y la población respondió en forma excelente”, aseguró.
“Esa noche nos avisan que había riesgo de ataque y a las 20:00 tocamos la sirena. Efectivamente esa noche desembarcó un grupo de ingleses en la zona de estancia Las Violetas, en helicópteros y posiblemente desde botes. Hubo un enfrentamiento que se tapó por muchos años, pero algunos salieron en ambulancia el día posterior. Después de casi veinte años se blanqueó esto, y fue una persona del servicio de inteligencia inglés quien escribió un libro donde se blanquea la operación, que se terminó llamando Operación Mikado”.
Reiteró que “fue en la noche del 17 al 18 de mayo en estancia las Violetas y evidentemente hubo un error de los helicópteros ingleses, que descubrió una de las patrullas del BIM 5 por la pista. Vieron luces y ruidos en la zona”, indicó, dado que el objetivo era el aeropuerto.
Cabe mencionar que “Mikado” es un término que en idioma japonés significa “la puerta”, y para los ingleses la misión era destruir los aviones y matar a los pilotos argentinos.
“La intención era destruir los Super Étendard y matar a los pilotos alojados en la base naval Hermes Quijada. Como había cierto olfato de que podía pasar eso, todas las noches se sacaban los aviones del aeropuerto con tractores privados y se ponían en diversos lugares de la ruta 3, y los pilotos tampoco estaban alojados en la base”, reveló Apollinaire.
Se le preguntó si es cierto que hay soldados ingleses enterrados como NN en Río Grande, que fallecieron en ese intento frustrado de destruir el aeropuerto. “Creo que no es así, creo que se escaparon. Yo estuve hablando con un agregado naval inglés y nunca oí de los NN. Sé que hubo aviones que llevaron heridos y posiblemente muertos a Puerto Belgrano al día siguiente. Pero no se blanqueó eso, se habló de un tiroteo, que había caballos en la pista, para tranquilizar a la población civil y que no tuvieran miedo a un desembarco”, dijo de la versión oficial que circuló por entonces y se sostuvo por años.
Agregó que “el 19 de mayo encontraron en la costa de Río Gallegos dos botes de desembarco de submarinos. Pudo haber sido una operación conjunta en las dos provincias. Eso no está confirmado en los libros pero sí está totalmente confirmado lo de Estancia Las Violetas”, dijo Apollinaire.
Espósito corroboró que como soldados “teníamos el rumor de que se habían encontrado en las costas pedazos de botes de goma y que detectaron el paso de los helicópteros. Se preveía un asalto en Estancia Sara para acercarse desde ahí a la base aeronaval, por los misiles, los pilotos y los Super Étendard”, dijo, y le agradeció a Apollinaire por su participación durante el conflicto, y el trabajo de los ROA como colaboradores civiles.
“Lo más importante es que lo confirmaron los ingleses, no fueron versiones argentinas”, apuntó Apollinaire y también dio cuenta del gesto del agregado inglés que llegó a mediados de los ’90, y rindió homenaje a la bandera argentina frente al batallón. “Son estas cosas importantes de la nobleza de la guerra”, comentó, como también que en una charla le mencionó el asombró que causó a los ingleses “el destaque y la valentía de los conscriptos y en especial del BIM 5, que no cedió posición hasta el último tiro”.

Espías chilenos

En otro tramo de la charla y como parte de la asistencia civil, se le preguntó a Juan Carlos Lara sobre los chilenos residentes en Río Grande que realizaron tareas de espionaje para los ingleses y prestaron colaboración, tal como se hizo desde Punta Arenas.
Sin intención de profundizar heridas, Lara sostuvo que “es una situación muy compleja y la vivimos en el ’78”, en el conflicto con Chile por el Canal de Beagle.
Lo cierto es que sin la ley de promoción había “muchos residentes chilenos en la ciudad”, algo que se fue modificando con el incentivo a los argentinos a radicarse en el extremo sur.
Lara apaciguó los ánimos y reconoció que “también pasó lo contrario y muchos residentes chilenos también recibieron a nuestros soldados”.

El orgullo de la recuperación

Lo que pasó después con la guerra no borra de la memoria de los protagonistas del desembarco ese hecho histórico que cambió la visión del país sobre Malvinas.
“Nunca habíamos pensado que nos iba a suceder, y sentimos alegría por recuperar ese territorio. Estábamos con la adrenalina a mil y ese es mi recuerdo”, dijo Espósito.
Para Arce fue su primera guerra “y lo viví muy emocionado. Lo que queda de eso es que sirvió para que el pueblo argentino tomara conciencia de lo que es Malvinas para nosotros”, dijo sobre la misión de “tratar de integrar el territorio a nuestro país”, que sigue firme.
Sánchez contó que “para la mayoría de los infantes de marina fue su primera guerra. Lo sufrimos, pero alegres por la recuperación de Malvinas, porque nadie hablaba de Malvinas. Con esto tomamos más conciencia. Aparte de sentir nostalgia por los muchachos que quedaron allá, tratamos de recuperar algo que es nuestro y sigue siendo nuestro. Cuando perdimos Malvinas, fracasamos, no cumplimos con nuestro rol militar, pero el incentivo está presente. Las Malvinas son y serán argentinas”, sentenció.
Por su parte Lara, como fueguino por adopción desde el ’69, Malvinas lo marcó y fue uno de los que participó activamente de la provincialización, a partir de la cual “Malvinas es parte de Tierra del Fuego”.
Consideró que los soldados “demostraron con honor y gloria la tarea encomendada y estuvieron a la altura de las circunstancias. Los primeros 2 de Abril se fueron borrando porque vino la etapa de desmalvinización, pero con una organización generamos lo que hoy es el Monumento de Malvinas”, dijo.
“Es importante informar y decirle a los jóvenes que estos veteranos en ese momento histórico defendieron un pedazo de la provincia de Tierra del Fuego”, subrayó, con una distancia de apenas 600 kilómetros que nos separa de las islas.

Héroes del mundo

El entrerriano Luis Almeida cerró esta ronda de reflexiones relatando que desde su provincia viene “luchando culturalmente desde hace 25 años para malvinizar las conciencias”.
“Los héroes marcaron la reivindicación de nuestro territorio, porque nuestra patria es un trípode: Antártida, el Continente y Malvinas. Le quitan Malvinas y el Continente se derrumba. Nuestro slogan de lucha es que ‘sin Malvinas no hay Patria’ y se lo digo a los jóvenes que están escuchando”, subrayó.
Admitió que “en el norte somos frívolos, no nos importan muchas cosas, la gente no le da bolilla, el político lo vive como un momento para hacer trayectoria política y la estamos peleando desde allá para acá, porque queremos subir el sentimiento patriótico sureño”.
“Tenemos héroes internacionales y acá no se los ve desde la misma manera. A mí me han honrado casi como San Martín fuera del país, liberando al pueblo de los opresores colonialistas europeos”, aseguró, marcando un reconocimiento pendiente a los veteranos, no en la provincia pero sí en el resto de Argentina.
Pidió “tener conciencia de la honra y de la gloria de haber participado de esta guerra, que nos hizo revivir en los laureles de la historia. La causa es justa y hay que seguir luchando”, concluyó.
 

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